Listen on Online Radio Box! Fm Glaciar Fm Glaciar

Alma Mahler, una mujer del siglo pasado con ecos en el presente

Comparti este articulo.

“Esta obra es actual aunque trate sobre una mujer del siglo pasado, porque hay una fuerza que otra vez nos quiere llevar allí y duele asumir que una obra como esta pueda ser actual. Hablar de aquellas mujeres nos permite repensarnos hoy”, dice Raquel Ameri, quien vuelve al unipersonal con “Alma Mahler, sinfonía de vida, arte y seducción”, escrita por Victor Hugo Morales. La obra que se estrena mañana en el Centro Cultural de la Cooperación, cuenta con Juan Ignacio López como pianista en escena, también autor de la música que se suena, además de la de Mahler, y la dirección es de Pablo Gorlero.

Basada en hechos reales, el espectáculo recorre la historia de Alma, una compositora que no pudo ser, perseguida por el nazismo, musa inspiradora de genios como Mahler, Klimt, Kokoschka, Zemlinsky y muchos más. Puede verse todos los jueves a las 20. Conversamos con sus protagonistas.

Periodista: ¿Cómo es hacer este unipersonal después de “Rota”?

Raquel Ameri: Hicimos más de cien funciones y gané cierto entrenamiento por lo tanto hay algo familiar con el estar sola en escena. Actuar se parece a un deporte de riesgo, me gusta la adrenalina de arrancar la obra y saber que soy como un equilibrista en la cuerda floja, disfruto de esa peligrosidad. Rota y esta son diferentes en la poética, la estética, dispositivo escénico, pero para el intérprete es esa soledad con mucha responsabilidad. No estoy totalmente sola sino con Juan, que no es un colchón sonoro sino una presencia que se utiliza en el relato, adquiere la entidad de personaje por momentos. Alma Mahler se buscó un hombre para que la acompañe en escena. Ambos unipersonales tienen a dos mueres que despliegan su historia, que se encuentran con una sociedad que les pide explicaciones en relación a cómo han desempeñado su rol. Los dos personajes cargan con la culpa, son atacadas, barridas, ninguneadas pero a la hora de responsabilizarlas son las primeras. Ambas mujeres perdieron hijos y eso recarga la culpa y la responsabilidad. Hay algo de la lucha, lo femenino, alzar la voz, visibilizar lo oprimidas que hemos sido.

FR__0062.jpg

P.: Juan, ¿Qué te atrae de la historia de Mahler y su mujer?

Juan Ignacio López: Siempre fui un admirador muy profundo de la obra de Gustav Mahler. Es para la historia de la música un personaje muy importante, sobre todo por el período del que formó parte. Representó junto con otros referentes el fin del romanticismo, y en su obra llevó esa expresión a sus límites. Alma es un personaje que conocía, pero la fui descubriendo en el proceso de esta obra.

P.: ¿Qué pueden decir de Alma Mahler?

R.A.: Tuvo que encontrar la libertad en un contexto opresivo para las mujeres. La obra habla del amor en un momento en que hicimos un camino de deconstrucción del amor romántico. Soy de una generación bisagra, no concebimos el amor como era antes pero no hemos llegado aún a construir una idea del amor en que nos podamos sentir seguras. Por eso hay mucha soledad. Siento que las obras no me llegan porque si, esta obra me desafió respecto a mi idea del amor, me muestra que puedo amar nuevamente a un hombre luego de ser violentada. En Rota puse heridas a jugar y acá Alma amó a esos hombres, se pregunta si fue amor, admiración o supervivencia. Al lado de un hombre fue capaz de acceder a lugares que no hubiera podido. La obra me trajo lo idealizado del amor, cómo Alma se permitió amar, desear, se habla de la femeneidad. Su manera de hacer política y transformar tuvo que ver con su permiso al placer, que hasta hoy es tabú. Quería actualizar al personaje y que no fuera una pieza de museo. Así como ella perturbada en su época, hoy podemos resonar. Encontré un video de la cantante Mon Laferte sintiendo mucho placer y por eso fue muy criticada y atacada. Nos criamos viendo películas de guerra y matanzas, eso está naturalizado y aceptado, pero cuando irrumpe la mujer sintiendo placer incomoda tanto como en aquellos años.

Raquel Ameri Juan Ignacio López Obra Alma Mahler

Ignacio Petunchi

P.: ¿Quién fue Mahler para la música? ¿Y para vos?

J.I.L.: Un referente en la expresión musical. En su música se ve el final del sistema que se utilizaba hasta principios del siglo XX. Mahler construyó una obra que constantemente tensiona y mantiene al espectador siempre alerta de lo que está por suceder. Fue, para mi, un maestro en el discurso orquestal, en la composición utilizando todo el espectro sonoro del poder sinfónico. En lo personal es uno, y tal vez el que más, logra emocionarme al escucharlo. Era un minucioso en su escritura y eso da cuenta de su gran conocimiento del formato orquestal. Pero considero realmente notable como construyó un lenguaje tan expresivo y sensible con escritura.

P.: ¿Cómo es la complicidad con el músico en escena?

R.A.: En el proceso creativo se escribe otra obra, se teje entre texto de Victor Hugo, con lo que producimos como artistas. En ese proceso escribo mi partitura de imágenes, tono físico, musicalidad del decir, emociones, estados, razones. La partitura de una actriz actor tiene que ser tan exacta como una partitura para los músicos. Cada vez que hago la obra quiero ejecutarla con la precisión del músico al leer la partitura. Es un placer tener un músico para construir juntos esa partitura. Es un gran concierto esta obra y manipulo partituras que eran de mi abuela, que en 1945 tocaba el piano. Mis abuelas están presentes en esta obra, que también habla de nuestros ancestros y legado. Ellas sobrevivieron en un contexto donde el machismo estaba naturalizado. Las honro en su lucha, cuando manipulo partituras la recuerdo, a ella que hoy vive con 93 años. Y llevo los aros de mi otra abuela, fue poeta pero no pudo mostrar su arte. Quería bailar y no la dejaron, la obligaron a tocar el piano. La obra nos permite abrazar a las mujeres que nos precedieron.

FR__0197.jpg

P.: ¿Qué te propusiste a la hora de componer la música?

J.I.L.: Ciertamente fue un proceso en el que, en equipo, fuimos descubriendo qué tipo de material hacía falta para construir la obra. El proceso se basó en conocer a Raquel, en entender un poco de sus virtudes, y ver qué de ese instrumento sensible se podía manifestar a través de la música. Esto sucede en una canción como también en el comportamiento incidental que tiene la música. Siempre está presente esta propuesta de la obra en la que la música “está sucediendo en su cabeza”, ella la evoca. Pero en el hecho creativo creo que esa evocación es por un lado Alma, pero por otro es también Raquel.

P.: ¿Qué complicidad se arma entre el músico y la actriz en escena?

J.I.L.: Creo que la complicidad es una entrega de sensibilidad, en el sentido de estar permeable y con una escucha activa. La música acompaña al texto, pero también al movimiento. Es notable cuando una actriz, como en este caso Raquel, se muestra con la entrega absoluta al fluir sensorial del teatro, de la actuación, verse afectada por aquello que suena o no, acompañar un momento donde la música la impulsa a crecer en su expresión, o a reducir los niveles. No es nada fácil encontrar intérpretes que realmente estén absorbiendo esto en el hecho performático, y que tengan la capacidad a partir de ahí a construir juntos.

FR__0292.jpg