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Para cuidar su salud, la de su familia y la de la comunidad

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En el barrio Rodrigo Bueno, ubicado en la Costanera Sur de la Ciudad de Buenos Aires, un grupo de mujeres decidió dedicarse a la producción agroecológica urbana, para cuidar la salud comunitaria. La primera siembra fue el 5 de diciembre de 2019.

“Comenzamos con un emprendimiento autosustentable, después decidimos constituirnos como cooperativa cuando entendimos que nos ayudaba a organizarnos y a legalizar nuestro proyecto. Hace dos años y pocos meses que somos cooperativa”, contó la encargada del área administrativa-comercial de la Cooperativa de Trabajo Vivera Orgánica Ltda., Elizabeth Cuenca.

Una de nuestras primeras ventas que organizaron fue en enero del 2020, armaron bolsones con la producción de la huerta y las ofrecieron a la comunidad barrial, y también de alrededores. Con los años, fueron creciendo y diversificando la oferta de productos y servicios. “Tenemos precios diferenciales, para consumidor final, mayorista porque atendemos a vecinos y vecinas del barrio, empresas y también organismos estatales”, detalló.

Productos y servicios

A medida que avanzaba el proyecto fueron sumando el asesoramiento de ingenieros agrónomos, sobre todo para difundir de manera eficiente la información que ellas aprendieron de la vida. “Si bien se conoce mucho por lo aprendido de nuestros padres, nos faltaba entender cómo le enseñamos a los demás, así emprendimos un nuevo periodo de aprendizajes con interés y entusiasmo”, señaló.

Recibieron una capacitación con una ONG sobre plantas nativas rioplatense, “nosotras, migrantes, teníamos que aprender de las plantas autóctonas y llevar adelante el trabajo de producción y recuperación de especies”, destacó. Para luego ofrecer en su espacio, llevarse una planta autóctona.

La Cooperativa amplió su oferta de productos, incluyendo kits de huerta y sustratos. “Nuestra venta inició en pandemia y la gente necesitaba sustratos para sembrar en sus casas. Así que solicitamos a varios emprendedores que trabajen con nosotras y armen los recipientes”, relató Cuenca. Para promover el cultivo urbano y el consumo responsable ofrecen kits. Algunos ejemplos son: el kit polinizador, el kit mariposas y kit de huerta. Este último incluye un cajón de madera, con tres bolsas de tierra y 12 plantines de hortalizas.

Además, ofrecen servicios como el armado huertas, plantaciones, talleres y mantenimiento de espacios verdes. También capacitamos a las personas que luego cuidarán y llevarán adelante estos espacios”, detalló Cuenca.

Estos servicios son solicitados por vecinas, vecinos, organizaciones, empresas y organismos estatales, dato que transmite la importancia y el impacto del trabajo de la cooperativa en la comunidad.

La previa

En 2018, un grupo de mujeres venían organizándose para armar una huerta, se abrió camino con la participación en un taller de jardinería, para definir la creación de la misma. “No queríamos comer las hortalizas que comprábamos, que no tenían sabor o tenían agroquímicos o pesticidas, cuando empezamos con la Vivera Orgánica, el Ministerio de Desarrollo Urbano y Habitad, junto con el IVC (Instituto de la Vivienda) nos hicieron la infraestructura y nos pusieron un acompañamiento durante tres años y así conocimos las normativas y nos asesoraron para organizarnos como Cooperativa”, amplió Cuenca.

Este grupo de 12 mujeres migrantes del Perú, en sus comienzos dialogaron entre ellas reconociendo que como todas venían del campo, donde se producía lo que se consumía, sentían la diferencia del producto y sabían que no era bueno para la salud.

“En el tiempo de capacitación decidimos cultivar hortalizas y después tuvimos la oportunidad de armar el emprendimiento, vimos que podíamos cuidar nuestra salud y de los demás. Teníamos la información de la vida agroecológico, por eso se desarrolló la idea”, sostuvo.

Por otro lado, “no recibimos subsidio, ni plan social, iniciamos con el objetivo de ser autosustentable, y si bien somos cooperativas, seguimos siendo autosustentables”, afirmó Cuenca. El dinero que ingresa lo destinamos a comprar los insumos, a hacer reparaciones del espacio y para pagar nuestro banco de horas”, explicó.

La cooperativista aclaró que tratan de cubrir un banco de tres horas diarias para cada una, no es la única fuente de ingreso para vivir. “Es complejo y es difícil controlar la producción agrícola, sobre todo en el mercado que tenemos, por eso es importante difundir la importancia de la agroecología”, señaló. “Si cada uno va de a poco difundiendo y eligiendo el consumo agroecológico, tal vez iremos avanzando, no sé si es posible, pero es mi deseo” exclamó.

Convenio educativo

En relación proyectos futuros, la referente adelantó que retomarán los talleres en el espacio sobre técnicas de cultivo agroecológico y el cuidado del medio ambiente. Además, son parte de un convenio educativo con el Ministerio de Educación, permitiendo que estudiantes de colegios secundarios realicen pasantías en el vivero. “Para nosotras es interesante recibir a colegios secundarios que vienen a hacer sus pasantías en nuestra cooperativa. Queremos que estos chicos tengan ese contacto con las plantas, tierra y las semillas, y conozcan el trabajo que hacemos”, expresó Cuenca.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en el programa Una x Semana, en AM 1010 Onda Latina (CABA).