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“Se va resentir la cadena, va a crujir, va a ser catastrófico”, alertó el tucumano Roberto Palomo, descontando que habrá una fuerte reducción de la oferta de maíz en el norte en 2025

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La chicharrita dejó todo patas para arriba en el norte argentino durante la pasada campaña 2023/24. La plaga transmite una enfermedad que causó estragos en la producción de maíz y ahora se espera una caída significativa de la superficie con el cereal en aquella región, donde el cultivo es clave para las rotaciones agrícolas.

En esa zona del país la chicharrita es un problema endémico, que se venía controlando pero que en la campaña pasada se llevó todo puesto

Roberto Palomo, productor en Tucumán y miembro de Apronor (la Asociación de Productores del Norte), indicó: “El maíz se nos cae. Es un cultivo estratégico en el norte que nos permite hacer rotación, que aporta materia orgánica al suelo, pero nos tenemos que ir lamentablemente a otro cultivo”.

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“Acá siempre tenemos a la chicharrita, pero el crecimiento que tuvimos de esta plaga hizo que en algunos lugares de la provincia se perdiera el 100% del maíz”, agregó el agricultor.

Palomo siembra en el norte de Tucumán y dijo que en esa zona no fue tan grave el impacto con en otras. Luego agregó que muchos productores de esa provincia siembran en Santiago del Estero también, pero allí no obtuvieron ayuda de ningún tipo y que “ni siquiera se pidió la emergencia agropecuaria”. Una vez más, lamentó, la política les soltó la mano a los productores a la hora de dar ayuda, pero se las agarra fuerte a la hora de sacarle recursos.

Pero al problema de la chicharrita se le agrega el bajo precio del cereal, que se combina con altos costos para ofrecer una rentabilidad negativa. “En los últimos meses también se ha caído el precio de manera estrepitosa, y en el caso de la soja, con un 33% de retenciones a mil kilómetros del puerto tampoco los costos no dan”.

“Tenemos además problemas de provisión de semilla, que está saliendo de muy mala calidad, así que tampoco vamos a tener las semillas suficientes si queremos reemplazar la superficie de maíz por soja, que no sería lo ideal, porque atentamos contra la sustentabilidad”, añadió.

Tampoco espera el dirigente que haya medidas macroeconómicas que permitan licuar las pérdidas. Según Palomo “no esperamos que haya una devaluación, que otra veces nos permitió sembrar con unos costos y después cosechar con otro tipo de cambio”.

Ya lo han reiterado tanto el ministro de Economía como el Presidente de la nación, que no va a haber una devaluación. Por lo tanto, lo único que se puede esperar, y que el sector está esperando que se cumpla, esa promesa de eliminar los derechos de exportación, para que así podamos recuperar algo de la competitividad que venimos perdiendo”, subrayó.

Pero esa tampoco sería una medida que el gobierno estaría en condiciones de tomar este año ni durante la campaña 2024/25. En esa encerrona, “no hay alternativas y al cultivo que te vayas, como legumbres, como porotos, ya tienen su oferta y demanda armada y cuando crece la superficie se detonan” los precios, alertó Palomo.

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La preocupación es creciente porque además la chicharrita está agazapada en la región. Los monitoreos que vienen realizando indican que hay una presencia importante de la plaga.

Escuchá la entrevista con Roberto Palomo:

“Desde la red de monitoreo que está integrado por Arponor, la Sociedad Rural de Tucumán, el Colegio de Graduado en Ciencias Agronómicas de la provincia, asesores privados y grupos CREA del Norte, nos informan de más de 20 chicharritas por trampa. Comparado con el año anterior, que fue un invierno benigno, la verdad es que son niveles muy altos teniendo en cuenta que este invierno tuvimos muchas heladas y debería haber bajado considerablemente la población del insecto”, indicó Palomo.

El productor pidió que no se hagan siembras de maíz tempranas: “El insecto está en un letargo, en donde no se alimenta, puede vivir hasta 150 días sin alimentarse, es monófago, solamente se alimenta de maíz, y solamente se reproduce cuando está en el maíz, no se reproduce cuando está en un cultivo alternativo, en un hospedero”.

Todo colabora al pesimismo: Los costos del maíz, los precios bajos y además está la espada de Damocles de esta plaga. “Hacer maíz en campo propio tiene un costo de 6.500 a 7.500 kilos”, que es un rinde casi imposible en esas condiciones. “Además tenemos que arrancar comprando un material híbrido del que hay poca oferta. La bolsa de esos materiales más tolerantes ya cuesta más caro que el año pasado, cuando pagamos 200 dólares”, se quejó Palomo.

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Si se requiere ese umbral  de rinde para cubrir los costos del cereal y con un precio de 160.000 pesos la tonelada, el costo asciende a 1,1 millón de pesos o 1.100 dólares oficiales por hectárea. El gasto es enorme. Dijo Palomo que sumado a las pérdidas que dejó el cultivo el año pasado son pocos los están en condiciones de volver a poner la cabeza en la guillotina.

“Yo creo que no se está tomando conciencia de la situación. La cadena del tiene que tomar conciencia de este problema porque al productor se le están ajustando las clavijas por todos lados. Pero ni los semilleros ni el Estado ni nadie se solidariza. Por lo tanto va a crujir toda la cadena, vamos a quedar sin producción de maíz. Entonces los chancheros, los polleros, todos los que desayunamos con leche, se van a ver afectado. Se va resentir la cadena, va a crujir, va a ser catastrófico”, señaló el tucumano.