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Devolverle a la comunidad el apoyo que les brindaron

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En este caso, fue con la figura de Cooperativa de Trabajo Metalúrgica Llavallol Ltda. (Cotramel), que desde su sede en Llavallol, volvió a funcionar en 2019. Ante el despido masivo de los 86 empleados que había en su momento, muchos de ellos a un par de años de tener edad jubilatoria, solicitaron una autorización judicial para el resguardo de los bienes, y luego tomaron las riendas de la actividad.

En principio, el panorama era desalentador. Deudas con proveedores y clientes fueron los primeros obstáculos que el grupo de 64 integrantes debió enfrentar. Luego, llegó la pandemia. Y, de a poco, los engranajes comenzaron a fluir.

Empresa familiar

Nicolás Macchi es un trabajador de tercera generación en la empresa. Su abuelo trabajó durante 44 años en Canale, y su padre fue uno de los despedidos en el quiebre: “Toda mi familia estuvo atravesada por la historia de la empresa. Cuando nos encontramos del otro lado del portón, no tenía a nadie a quien recurrir”.

“Siempre fuimos gente de laburo, siempre la idea fue ganarnos el mango honestamente. El sentimiento de pertenencia nos dio fuerza, porque el resto de los compañeros eran como mi viejo. Eran mis papás. Y había que darles una salida a esos compañeros. Por eso se peleó con fuerza por la recuperación de la fábrica. El impulso que generó todo eso, desde lo personal, es muy importante. Y la resolución de concretar un sueño, con el aval judicial con lo que pasamos a ser dueños, es cerrar la historia”, afirmó.

Asimismo, destacó como fundamental la organización y la discusión democrática en Asambleas, donde se elegía el camino a seguir, en conjunto, y orientado al bien común.

Repetir la historia

Respecto a la actualidad del país y la situación económica general, Macchi, reflexionó sobre las similitudes entre los años menemistas y el presente.

“En el ’99 se empezó a crear el clima que culminó con el cierre de empresas en el 2001. Cuando muere el grupo Canale, venden la empresa a Macri, y después se subdivide. En 2015 entra en concurso preventivo y le van decretando la quiebra a todas las unidades por separado”, explicó, y agregó que “parece que en Argentina no existió esa etapa de cierre de empresas masivos y desocupación. Esa historia cercana se niega o se oculta”.

Actualmente, los 35 trabajadores que continúan en la fábrica están resistiendo a la baja de producción. Pero, lejos de rendirse, el grupo reafirma su misión de ser una fuente laboral para las familias que forman parte. Así, el referente afirmó que “este trabajo me cambió la vida. En un momento fue para mal, ahora es para bien. Creo que lo que viene es una etapa muy linda de compromiso social. Todo lo que nos dieron los vecinos, queremos devolverlo y ayudar a los que más necesitan”.

“Creo que tenemos un desafío importante hacia adelante, por el lugar y la reivindicación de los trabajadores. Me queda el aprendizaje de ser solidario, empático, y no aflojar nunca. Luchar sirve, vale la pena. Los sueños no son inalcanzables, hay que proponérselo y perseverar”, concluyó.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada por Radio Buenos Aires (CABA).