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Dos gráficos para entender porqué el precio internacional de los granos no para de caer

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Buena parte de la cosecha sudamericana se está perdiendo por factores climáticos desfavorables y los precios internacionales tanto de la soja como del maíz parecen no reaccionar ante tales eventos.

Los productores brasileños, argentinos, paraguayos y uruguayos no dejan de asombrarse por el hecho de que los precios de los granos gruesos vienen registrando un progresiva caída en las últimas semanas a pesar del recorte de producción que se está literalmente “cocinando” en gran parte de la región.

La “respuesta corta” a ese interrogante puede resumirse en apenas dos palabras: demanda china. La economía de la nación asiática viene mostrando indicadores preocupantes que, lejos de mejorar, empeoran mes tres mes.

La realidad es que es poco lo que se puede advertir al respecto, porque el Partido Comunista Chino controla toda la información pública y periodística en el territorio. Sin embargo, a pesar de esa barrera, existen algunas señales imposibles de ocultar.

Uno de tales indicadores es la evolución del Shanghai SE Composite Index y del Hang Seng Index (índice bursátil correspondiente al mercado de Hong Kong), los cuales vienen cayendo de manera constantes en el último año.

Ese fenómeno –que contrasta, en el mismo período, con un suba de los valores bursátiles estadounidenses– está reflejando la posibilidad del surgimiento de una crisis sistémica en la nación que es la principal importadora de soja y de trigo del mundo; en el caso del maíz, China comparte el podio de mayor comprador global con la Unión Europea.

Si a ese componente le sumamos el hecho de una hipótesis de conflicto geopolítico entre EE.UU. y China por la cuestión taiwanesa, que podría alterar la matriz comercial y logística a nivel global, entonces el panorama se torna más complejo.

Tales sucesos aparecen en un momento complicado para el mundo de los commodities en términos logísticos, dado que dos de las principales “arterias” de comercio –el Canal de Panamá y el Canal de Suez– están registrando problemas operativos por inconvenientes climáticos (el primero) y geopolíticos (el segundo).

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