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En un modesto taller metalmecánico de Jujuy, José Luis Tolaba diseña, adapta y fabrica maquinaria agrícola, y así colabora con la mecanización del tabaco, ahora que resulta muy difícil encontrar mano de obra

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Desde hace 20 años José Luis Tolaba trabaja en el rubro metalúrgico. Primero se dedicaba a la fabricación de acoplados y otras herramientas agrícolas en un taller. Actualmente tiene su propio emprendimiento. Allí diseña y arma maquinarias adaptadas a las necesidades del productor y las exigencias de los  principales cultivos de esa zona de Jujuy, en especial el tabaco.

Enclavada en la localidad tabacalera de Santo Domingo, en el departamento El Carmen a 27 kilómetros de distancia de la ciudad capital, la modesta pero pujante Metalúrgica Tolaba se destaca, entre otros talleres de su tipo, por la fabricación de una máquina singular: una trasplantadora que José Luis adaptó a las condiciones de trabajo de la región, de suelos muy pedregosos y no siempre planos. El equipo, nos dice su fabricante, sirve para trabajar allí donde las máquinas importadas fracasan.

Se trata de una versátil herramienta que se acopla a un tractor para ir depositando en el surco y de forma prolija,  plantines de tabaco, pero también los hay adaptados para implantar caña de azúcar o tomate, por citar algunos ejemplos.

“Fui innovando y llegué a desarrollar una máquina pensada para tabaco. Me llevó tres años, hasta poderla sacar al mercado y hace tres años que la estamos vendiendo. Venía la campaña del tabaco que,  empieza la plantación en agosto. Entonces teníamos todo agosto, septiembre y octubre para hacer las pruebas y andar viendo todos los defectos. Tuve un proceso muy largo para poder llegar a lo que estamos fabricando ahora”, contó Tolaba a Bichos de Campo.

Aunque José Luis no porta el título de ingeniero ni nada por el estilo, sino que se recibió de técnico electrónico, cree que su destreza surge porque lleva más de una década trabajando en un taller, materializando las ideas de otros. “Me ayudó mucho que trabajé en una empresa por 15 años. Ahí hice todas mis armas, porque trabajé con un ingeniero que te tiraba los planos y te decía, ‘tenés que desarrollarlas’”, relató.

Mirá la entrevista completa:

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Si bien el secreto de este emprendedor, está en ajustar sus creaciones a las peticiones de sus clientes, resalta que para lograr la trasplantadora se inspiró en maquinarias que por lo general se importan de países como Italia y Brasil. “Fui adaptando la maquina al cultivo. Le hice unas modificaciones y la diferencia está en el precio y en la versatilidad que tiene la máquina. Ahora estamos haciendo los trámites para patentarla”, comentó.

Aunque José Luis se muestra generoso con sus diseños, está empeñado en patentar sus diseños, porque dice haber sido víctima de plagio con otra de sus innovaciones. Como lleva muchos años en el rubro, son varias las máquinas que forman su portafolio.

-¿Entonces cuáles son las características de la máquina? ¿Cuáles son los ajustes según el cultivo a trasplantar?

-Mira, la persona que opera la máquina, va sacando los plantines y los va poniendo en la bandeja giratoria, de donde van cayendo las plantitas por gravedad. Se puede regular de 20 centímetros a dos metros de distancia entre planta y planta, de acuerdo al producto. Por ejemplo, el tabaco va entre 38 y 40 centímetros, el tomate a 40 centímetros, la caña de azúcar a 50 centímetros. En el cannabis, por ejemplo, la plantación va a dos metros.

Sobre el uso de la máquina en la siembra de cannabis, José Luis habla muy orgulloso, pues logró adaptar la implamtadora para las primeras siembras en Cannava, la empresa estatal jujeña que se dedica a la producción de derivados medicinales del cannabis. Y es que la máquina no solo es regulable para la distancia entre plantines, sino en el número de operarios y la separación de los surcos.

También es regulable el ancho entre surco y surco. Además podemos adaptar la máquina a dos cuerpo, tres cuerpos y cuatro cuerpos de acuerdo al pedido del productor”, continuó explicando. 

-¿La máquina también está diseñada para fertilizar?

– Si, además de implantar, sirve para fertilizar. Es bastante completa, va abonando y fertilizando y va tirando la plantita, entonces ya queda incorporado el abono.

-¿Pero no fue esta trasplantadora la primera maquina que has hecho? 

No. Tengo varias cosa que hice. Por ejemplo tanques de 20 mil litros para Las Lajitas; o rastras súper pesadas que en este momento estamos vendiendo a otras provincias. Hemos llegado a Río Negro con una súper rastra con discos de 32 pulgadas, que son exclusivamente para desmonte.

-Decís que trabajás a pedido de los clientes. ¿Hasta aquí, cual ha sido el mayor desafío?

El desafío más grande fue hacer los tanques,  porque eran tanques de 20 a 25 mil litros. Y bueno, dije hagamos,  total tenemos las herramientas. Entonces llegamos a hacer eso y también la rastra súper pesada que acá no la hace nadie.

-¿Por qué cambian tanto los requerimientos del productor? ¿Cuáles son los principales pedidos de adaptación que te hacen los clientes?

-Las adaptaciones se hacen generalmente de acuerdo al terreno. Por ejemplo, hay zonas que son muy pedregosa, entonces tenés que hacer una herramienta súper resistente. Con las maquinas importadas, sin adaptaciones, el productor directamente no plantan porque no tiene cómo darle profundidad a la máquina para que entre el plantín. Ahí esta máquina que diseñé marcó la diferencia y también planta raíz desnuda y bandeja. 

-¿Qué quiere decir raíz desnuda?

-Son normalmente los almácigo que se hacen a flor de tierra. Entonces sale la plantita con su raíz y se puede plantar. 

-Con tus diseños estás colaborando con el proceso de mecanización del tabaco, ya que existe un serio problema con conseguir mano de obra.

Exacto. Cada año está más complicado, no hay personal. Hay gente, pero no quiere trabajar, es la realidad.  Entonces el productor se está mecanizado. Empezaron con la plantadora,  ahora están viendo la cosechadora. Hay clientes que directamente se compraron el equipo completo, tienen plantadora  y cosechadora y con diez personas mueven la finca. Ahora acá en mi taller estamos viendo de desarrollar una cosechadora manual.

Sobre este último prototipo de cosechadora pensada para el tabaco, Tolaba adelantó un poco –a Bichos de Campo– de qué se trata. Nos ganó la ansiedad de saber cómo funcionaría, teniendo en cuenta que el tabaco se cosecha paulatinamente y hoja por hoja.

“Normalmente una persona va caminando por el surco y va sacando la hoja. ¿Cómo mecanizaron? Trajeron máquinas que van cosechando y cortando de dos o tres hoja y lo va cargando a una tolva a granel ¿Cuál es la idea mía? Hacer que vaya a una persona sentada en una máquina autopropulsada, que vaya cómoda, sentada, que lo pueden hacer mujeres. Entonces se va cosechando con la mano y lo mejor es que la persona va sacando, la hoja que está a punto. En cambio a la máquina te corta a granel y puede ir hoja verde o seca, porque agarra a granel.

-Volviendo a la trasplantadora. ¿Tiene demanda la máquina? 

Estamos vendiendo entre ocho y diez máquinas por temporada. Este año creo que voy a tener más demanda porque ya la estamos promocionando. No la quería promocionar hasta que no ande bien y no tenga ninguna falla. Pero la propaganda se ha hecho boca a boca y ya la tengo recontra clara. El productor está recontra conforme. Hicimos una dinámicas en el mes de septiembre, tuve muy buena concurrencia y estuvo el presidente de la Cámara del Tabaco de Jujuy. Entonces, está aprobado,  ya no tengo duda de la máquina.

-Cada fábrica tiene su color característico. ¿El color de las máquinas lo eligió usted? ¡Es el color de Tolaba?

Exacto. Es un color que elegí. Vi un montón de colores y este lo vi en Bolivia. Hay dos máquinas nada más que pinté de otro color porque me lo pidió el productor. pero el año pasado otro cliente me dijo: vos, pintá todo del mismo color. Entonces cuando la vean en la China ya dirán, esa es de Tolaba. Entonces eso me hizo recapacitar. Le digo ahora a todo el mundo que el verde manzana es mi color.