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Maximiliano Moreno es un apasionado de la diplomacia agropecuaria: Al mando del INAI, cree que la agenda a seguir es la ambiental, y se lamenta por el terreno perdido en los últimos años

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Maximiliano Moreno se define como un apasionado de la diplomacia agropecuaria. Si bien se recibió de abogado, siempre supo que su ejercicio no iría por los carriles tradicionales de la profesión. Actualmente cuenta con 27 años de experiencia, alternando entre la función pública y el sector privado, desde donde sigue muy de cerca el mundo de los agronegocios, particularmente todo lo vinculado a las exportaciones.

Luego de su paso por la Secretaría de Agricultura, hoy se desempeña como director del INAI (Instituto de Negociaciones Agrícolas Internacionales) en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, y es uno de los encargados de darle un nuevo impulso a dicha instución.

El Instituto creado a fines de la década de los 90, por las bolsas Buenos Aires, Bahía Blanca y Rosario tiene como objetivo principal apoyar al Estado en las negociaciones internacionales. Aunque surgió en una etapa de pleno auge del multilateralismo, ahora busca renovar sus funciones manteniendo su rol fundamental de generar información y conocimiento útil para el Estado.

“Yo siempre digo que la diplomacia es un aceite que lubrica un motor. El verdadero protagonista es el sector privado, que es el que produce, exporta y el que todos los días se está reinventando.  Son como los jugadores de los equipos de fútbol, que ganan o pierdan los partidos Pero también hace falta un director técnico, un entrenador y yo creo que la diplomacia y la buena diplomacia argentina, es un factor que contribuye a generar lazos, confianza y da siempre las bases para que después Argentina puede exportar”, dijo Moreno en su dialogo con Bichos de Campo.

En este rol de replantear los destinos del INAI, y alinearlos al devenir del comercio internacional de estos días, Maxi, como lo conocen la mayoría de sus compañeros, asegura que “es mucho lo que se juega” un país a través de la diplomacia, en un escenario como el actual donde cada nación defiende sus intereses.

“El mundo está cada vez más complicado y la verdad es que hay que estar muy atento y anticiparse a los hechos para para poder seguir creciendo las exportaciones. Yo creo que estos últimos años ha habido una serie de factores, como la crisis del multilateralismo. La OMC (Organización Mundial del Comercio) no ha dado los resultados que la gente quería y en la agricultura puntualmente. Después tenemos lo del COVID, la verdad que creo que todavía no estamos evaluando con profundidad lo que fue esa crisis”, señaló.

“Con el COVID los países se dieron cuenta que el que abastecía el alimento en un día te dejó de vender y eso le generó problemas terribles. Porque la verdad no se puede vivir sin trigo, sin maíz, sin soja y sin carne. Y eso  generó que muchos países empezaran a desarrollar políticas de lo que se llaman autonomía estratégica”, explicó Moreno.

Mirá la entrevista completa con Maximiliano Moreno:

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Si bien la situación de pandemia dio origen a este positivo concepto que apuesta a disminuir los riesgos de vulnerabilidad alimentaria, también puso sobre la mesa un desafío para los agroexportadores, ya que muchos países comienzan a buscar la autosuficiencia productiva.

“Países que no son tradicionalmente productores de alimentos, inclusive países de Medio Oriente, quieren reducir su exposición. Y por otra parte los consumidores son cada vez más exigentes y piden un montón de cosas. No solamente que el producto sea sano o sea de calidad, sino que venga con una serie de atributos en términos de sostenibilidad, y en esto la geopolítica influye. Lo vemos en las guerras comerciales. El mundo está viviendo grandes transformaciones, y esto claramente influye en los patrones de comercio. Pero bueno, hay que sacar provecho de estas situaciones y Argentina como zona de paz creo que tiene grandes oportunidades”, aseguró el diplomático.

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Es por esto que para Moreno, sería un error para Argentina, como país productor de alimentos, encerrarse o tomar partido en algún conflicto a lo largo del globo. “Para un país que produce la cantidad de alimentos y la calidad de alimentos que produce Argentina, no es la solución. Creo que Argentina tiene lo que el mundo demanda. Si vos mirás todos los indicadores, que no son nuestros, sino de la OCDE, (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) te dicen que el mundo cada vez va a demandar más alimentos. Va a crecer la población y las 2/3 de estos habitantes van a vivir en ciudades. Quiere decir que se intensifican los consumos masivos, los canales de consumo masivo de la población de alimentos”, expresó Moreno.

“Creo que Argentina tiene grandes oportunidades, porque somos muy buenos produciendo lo que hacemos. Y hemos venido cuidando el capital ambiental desde hace muchos años y el productor lo hace porque es la gallina de los huevos de oro”, apuntó además.

Por otra parte Moreno reconoce a pesar del profesionalismo del productor argentino, su disposición a incorporar tecnologías y su actitud resiliente, Argentina como país exportador de alimentos está perdiendo terreno: “Se sigue exportando y se sigue siendo un país competitivo a pesar del contexto complicado, pero hemos perdido mucho terreno. Vos fijáte que a comienzos de los 80, Argentina, era el onceavo exportador mundial y en estos últimos años hemos salido del ranking de los más importantes. A pesar de que crecemos, otros están creciendo más rápido que nosotros, y parte del desafío es poder recuperar el terreno a partir de un sector con profundo potencial”.

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-Estuviste mucho tiempo en el sector público. Ahora te convocó el sector privado, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, particularmente el INAI…

-El INAI tuvo un rol fundamental en el apoyo del Estado, generando información y conocimiento. De hecho yo como empleado del Estado tuve un contacto permanente con el INAI y nos daban material de altísima calidad, que después obviamente el Estado lo incluía en el diseño de la estrategia, siempre con la Cancillería, que es quien lidera este proceso. Con el paso del tiempo, el multilateralismo se fue adormeciendo un poco y bueno el INAI fue reinventándose. Ahora un poco el desafío es acomodar el INAI a la nueva agenda internacional, que hoy en día pasa más por la agenda ambiental.

-¿El objetivo es exportar más y con mayor valor agregado y tratar de romper las barreras que provocaron esto, de que nos vayamos achicando como exportadores?

-Tal cual. El desafío es acompañar a las políticas públicas que permitan que Argentina pueda liberar todo el potencial productivo que tiene y que pueda favorecer a la transformación de la biomasa en origen, que es lo que siempre dice el secretario (de Bioconomía, Fernando) Vilella y que soy un convencido que hay una gran oportunidad. Argentina realmente puede ser un líder en la provisión no solamente de alimentos o de materias primas, sino también de energía y de bioproductos. En definitiva, eso es lo que te va a posicionar en un nicho de mercado mucho más atractivo. Argentina tiene la materia prima, tiene los recursos naturales, tiene los recursos humanos y tiene la tecnología para hacerlo.

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-Tenemos un gobierno que es más aperturista y que pretende que dupliquemos las exportaciones. Ahora tiene una gruesa tarea al reorganizar el sector privado para aportarle ayuda al gobierno.

-El sector privado argentino tiene una institucionalidad muy interesante. De hecho, yo lo veía a ellos como te traccionaban, siempre hay presencia del sector privado argentino. El aporte desde el INAI es poder incorporar a las estrategias comercializadoras del sector privado algunas visiones o algunas tendencias para que ellos puedan sacar provecho de esto y acompañarlos en el proceso de internalización. Pero claramente el sector privado tiene una vocación exportadora. Saben que el mercado nuestro es interesante y que tiene mucho más para crecer. Y bueno, un poco la idea es acompañarlos en ese proceso que lo vienen haciendo muy bien, y sumar algún elemento adicional en términos de mirada estratégica.

– Estuviste mucho tiempo en la función pública y ahora transitás en la función privada. ¿Cuál es la figurita difícil que te decís que querés lograr ante de retirarte de tus funciones?

-Son muchas. Sin duda el Mercosur y la Unión Europea es un un tema pendiente, casi personal. Estuve en los 20 años, a lo largo de todo el proceso y bueno, ahora hay elecciones en Europa y se está renovando el Parlamento. Esto influye en la composición de la Comisión Europea, que en definitiva es quien negocia con Mercosur que ha dado señales muy claras de su vocación de cerrar el acuerdo. Ahora la pelota está del lado de los europeos. Confío que se va a abrir una ventana de oportunidad. Argentina tiene diplomáticos muy buenos y que están liderando el proceso, así que confío que si se alineen los planetas.

“Otro tema también importante es profundizar la red de acuerdos comerciales. La Unión Europea es sin dudas muy importante, pero hoy Mercosur tiene acuerdos comerciales con países que representan solamente el 10% del PBI y esto cuando vos te comparas con otros países, te quita competitividad. Vos ves que los aranceles siguen siendo dificultades y bueno, claramente este Mercosur necesita una plataforma mucho más amplia. No solo por los aranceles, sino porque esta clase de acuerdos fija pautas que no se mueven de cómo va a ser el comercio. Entonces vos a vos te da una tranquilidad, una previsibilidad y vos podés prever tu negocio por los próximos años”, expresó Moreno a este medio.

Aunque para Moreno la OMC es una de eso cabos que no quiere dejar suelto, tiene claro que los cambios son multifactoriales. Por eso se focaliza en las posibilidades reales que tiene el anhelado acuerdo entre el MERCOSUR y la Unión Europea. “Lo de la OMC es mucho más complejo, depende de muchos más factores. Hay muchos nuevos actores que la están rompiendo. India, por ejemplo es un actor muy importante. Nuevamente entra en escena esta miradas de políticas de autonomía estratégica. Pero bueno, yo confío que este año se cierre con la Unión Europea porque verdaderamente es un tema muy importante, concluyó.