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Si sos uno de los 8.853 productores que creyeron que Massa iba a regalar urea en plena campaña electoral, no esperes más: Otra vez te cagaron

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A fines de agosto del año pasado, Javier Milei ya había ganado las PASO con 30% de los votos y Sergio Massa, el candidato oficialista, quedaba relegado a un segundo lugar. Fue entonces que el ex ministro de Economía le comunicó a todo su equipo que pusieron la inventiva a trabajar a pleno para dar vuelta esa elección, cosa que finalmente no pudo suceder (ganó la general pero perdió en el balotaje).

Para captar la atención de pequeños y medianos productores, que fueron casi siempre esquivos electoralmente con el kirchnerismo, al tucumano Jorge Neme, el ex secretario secretario de Planificación y Desarrollo Federal de Massa, se le ocurrió que una buena manera era distribuir fertilizante gratuito. Claro, sonaba a maná caído del cielo para los chacareros: en ese momento del año pasado venían saliendo de la peor sequía de la historia, sus ingresos habían caído a la mitad, estaban endeudados en dólares con los proveedores de insumos y las cooperativas, y querían revancha, volver a sembrar. Para colmo, había poco fertilizante en el mercado por las restricciones a la importación, y a precios de locos.

Por todo eso, la promesa de urea gratuita, aún en pequeñas cantidades, sonó como música en los oídos de los productores que necesitaban salir adelante y apostaban fichas a la producción de trigo y maíz en la campaña 2023/24. Al plan -inédito en la historia agrícola- se lo bautizó Programa de Aporte de Nutrientes (Nutri 2023). El gobierno iba a regalar 30 mil toneladas de fertilizantes y para eso Neme -que históricamente estuvo a cargo de la gestión de créditos internacionales para el desarrollo agrícola- destinaría 30 millones de dólares.

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El anuncio de que iban a regalarse fertilizantes fue realizado primero por Massa en las redes sociales a fines de agosto, cuando relanzaba su campaña electoral. Y se materializó el 4 de septiembre de 2023 mediante la Resolución 1280/2023. Allí se estableció un plazo de 10 días hábiles para que se inscribieran los productores que calificaban para recibir esa generosa donación del estado: tenían que haber producido hasta 50 hectáreas de maíz o trigo en la campaña anterior. Pero como todo había sido ideado tan a las apuradas, la Secretaría de Agricultura no tuvo tiempo físico para armar el sistema informático para recibir las solicitudes.

En ese escenario, el secretario de Agricultura a cargo del operativo, Juan José Bahillo, prorrogó los plazos de inscripción hasta los primeros días de octubre. Esto fue decidido por Resolución 336/2023. Todavía se estaba a tiempo para impactar positivamente en las elecciones.

El jueves 21 de septiembre, a pocas horas de habilitar el sistema, la Secretaría de Agricultura emitió un comunicado diciendo que el cupo de urea disponible había sido prácticamente agotado en solo 24 horas, ya que el 98% de la disponibilidad (29.316 toneladas sobre 30.000) ya habían sido adjudicadas entre 8.853 pequeños productores de trigo y maíz. Eso daba un promedio de 3,3 toneladas por productor, lejos de las 5 toneladas que el propio gobierno había anunciado como tope inicial. Pero en fin, a caballo regalado no se le miran los dientes.

¿A la urea regalada se le miran los dientes? El plan de Massa para repartir fertilizante dejó a muchos productores afuera, llegará tarde y además tendría llamativos sobreprecios

Muchísimos productores quedaron afuera porque no llegaron nunca a anotarse antes del cierre del registro, que inicialmente había sido pensado, y lo dijo el propio Neme en declaraciones radiales, para abastecer de fertilizante a 32.000 productores de trigo y 44.000 productores de maíz.

Pero de los que quedaron afuera nadie se acordó. Por el contrario, los 8.853 productores que finalmente quedaron anotados y a los que se les asignó una cantidad de urea por retirar se entusiasmaron mucho cuando se les asignó una sucursal de YPF Agro que iba a hacerse cargo de la entrega del fertilizante gratuito. Algunos de los chacareros beneficiados vivían a más de 100 kilómetros de distancia de la distribuidora de insumos de la petrolera de bandera, pero poco importaba. La urea, por entonces, llegaba a precios insólitos de más de 1.000 dólares por tonelada.

Debido a la premura electoral que Massa requería para el operativo, Neme y Bahillo habían decidido hacer operativa la compra de la urea a la filial agrícola de la petrolera estatal, ya que no solo tiene lazos con la principal empresa productora del fertilizante, sino que tiene un muy buen despliegue territorial. Todo parecía sencillo entonces: los funcionarios a cargo derivarían esos 30 millones de dólares de programas internacionales a YPF Agro, para que esta compañía se ocupase de la distribución.

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Pero algo falló, definitivamente algo falló, porque los 8.853 productores que habían sido notificados para que se pusieran en contacto con la filial más cercana de YPF Agro no recibieron más noticias. Muchos de ellos no se alarmaron porque ya sospechaban que todo era una triquiñuela electoral y jamás creyeron que Massa fuera a cumplir con semejante promesa, se anotaron por las dudas. Pero muchos otros siguieron preguntando, incluso varias semanas después de que pasaran las elecciones y finalmente el ex intendente de Tigre se quedara con las ganas, derrotado como fue en el Balotaje por Javier Milei.

Pensando en que las políticas publicas deben trascender a los gobiernos, Bichos de Campo siguió pregunto qué sucedió con la urea regalada, que se asignó a los chacareros, que se compró a YPF Agro, que más allá de ser una promesa de campaña era un hecho de política pública, a punto tal que podría suceder que a algunos productores se les ocurra accionar legalmente contra el Estado.

Preguntamos a YPF Agro hace unas semanas y vergonzosamente en esa compañía se negaron a ofrecer explicaciones: “No vamos a hacer comentarios sobre ese asunto”, fue la pobrísima argumentación.

Preguntamos a la nueva gestión de la Secretaría de Agricultura a cargo de Fernando Vilella y allí tampoco sabían, lastimosamente, que había pasado con la urea prometida a los chacareros por el antecesor en el cargo, el entrerriano Bahillo.

Y así preguntando llegamos a una fuente que nos contó el final de la historia, mucho más triste todavía, porque confirma que el Estado Argentina es incapaz, ni aún teniendo el dinero, de organizar una rifa en una calesita.

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Las 30.000 toneladas de urea que iban a repartirse entre 8.853 productores pequeños y medianos jamás fue pagada: los jerarcas de YPF Agro, que provenían de la organización kirchnerista La Cámpora, se negaron finalmente a “facturar” ese volumen de fertilizante a sus compañeros del Ministerio de Economía, porque éstos a su vez no le quisieron devolver el favor con otros favores. Los 30 millones de dólares, entonces, jamás salieron de la chequera del Estado.

O algo parecido, muy triste.

Lo más triste no es el malgasto de tiempo, de dinero, de ilusión. Lo más triste es la utilización electoral de la política pública, y como todo se degrada a extremos inimaginables. La discusión sobre si el Estado es útil, eficiente y debe ser cuidado, frente a estos casos de mala praxis, pasa a un segundo plano y hasta comienzan a tener la razón de su lado los salvajes libertarios que quieren arrasar con todo usando una motosierra.

Por ahora, si usted es uno de los 8.853 pequeños productores que se había hecho ilusión, desengáñese: No habrá urea gratis, lo volvieron a cagar.