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Trabajadores golondrina for export: Crece la cantidad de cosecheros misioneros que cruzan a Brasil en busca de mejores salarios

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Con salarios devaluados y una inflación que no deja de crecer, cada vez son más los trabajadores golondrina que cruzan la frontera en busca de mejores condiciones. En el caso de los cosecheros misioneros, la cercanía con Brasil vuelve cada vez más tentadoras las propuestas de instalarse allí una temporada.

De acuerdo con los medios provinciales, la diferencia en el tipo de cambio puede hacerles ganar desde 700 mil pesos a un millón mensuales, en función del tipo de cosecha y las horas extras que se realicen.

En algunos casos las propuestas incluyen el traslado, alojamiento, comidas, equipos para trabajar y el tramite habilitante para trabajar en el extranjero (CPF).

“Confiaron en nosotros, son amables, atentos, serviciales; no tenemos quejas. Nos proveen de uniformes y nos ubicaron en una casa con todas las comodidades. Nos dan el desayuno, almuerzo, merienda y cena”, dijo al sitio Misiones Online un cosechero, luego de aceptar un trabajo para recolectar uvas en el municipio de Flores da Cunha, durante el verano.

Según indicó, cuenta con contrato de trabajo que incluye un seguro contra accidentes, y estipula jornadas de 8 horas diarias con posibilidad de realizar algunas extra.

“Cruzamos por Alba Posse y nos estaban esperando del otro lado del río (Uruguay) en Puerto Mauá, el traslado a esta ciudad corrió por cuenta del dueño y con promesa de volver de la misma manera. Con horas extras, se puede ganar como un millón de pesos limpios al mes”, señaló otro cosechero que viajó al mismo sitio.

Hay que aclarar, sin embargo, que esas no son las condiciones laborales de todos los que cruzan la frontera, y que muchas propuestas también plantean un escenario informal.

El diputado provincial y ex coordinador del centro de fronteras de Misiones, Cristian Castro, dijo en declaraciones al medio Primera Edición que los trabajos demandados no solo incluyen la cosecha de fruta, como uvas y manzana, sino también la fabricación de ladrillos o carbón.

“Es increíble lo que está ocurriendo. Hay barrios enteros yéndose a Brasil a trabajar. Algunos que ya hace dos meses o tres meses que están trabajando en Brasil, ya les empiezan a llevar al primo, al papá, al tío. Es de 18 a 25 años el promedio de edad de los trabajadores. El brasilero valora lo trabajador que es el argentino”, afirmó.